Niu Yor, New York

Todo empezó en el verano del 87.

Un buen amigo y compañero de estudios había conseguido una beca del ICEX y estaba trabajando en Nueva York esperando nuestra visita.

Manhattan, New York
Isla de Manhattan, NY

Por él conocimos la Oficina Comercial de la Embajada de España en Nueva York (ofcomes New York), la isla de Manhattan y recorrimos de punta a punta el estado de California en la costa oeste.

Pues bien, el invierno siguiente quedaba vacante la plaza de informático de la oficina porque el ex-becario que llevaba esos temas se volvía a España.

Manhattan, New York
Calles de Manhattan

La oficina estaba ubicada en la planta 41 del famoso edificio Chrysler Building, en la esquina de la calle 42 con Lexington Avenue.

Mi experiencia informática me sirvió para optar y conseguir este destino impensable unos años antes. Reforcé mi inglés y me puse al día en la microinformática del ICEX y volví a cruzar el Atlántico esta vez para quedarme.

A partir de aquí todo lo que cuente será poco en comparación con la magnífica experiencia que es vivir y trabajar en Manhattan casi tres años. Resumiré lo más relevante de la parte profesional y dejaré para otra publicación la parte turística y de tiempo libre que también fue inmensa.

Downtown; New York
Sur de Manhattan

Como informático de oficina, sin serlo realmente, mi labor consistía en conseguir que todos los equipos informáticos funcionasen correctamente y sirvieran de gran ayuda para realizar su trabajo a los especialistas de cada departamento, becarios incluidos.

La informática incipiente de aquella época nada tenía que ver con la abrumadora tecnología actual pero servía como herramienta ofimática básica. El procesador de texto Qtext, preludio del actual Word pero de otro entorno microinformático, la hoja de cálculo 20/20 (twenty-twenty) contemporánea del Lotus y precursora de la todo poderosa Excel, junto a la base de datos de importadores, eran las aplicaciones principales.

Un micro-ordenador Digital, impresoras laser y video terminales conformaban el parque informático que se completaba con algún  ordenador personal apple macintosh para gráficos y presentaciones comerciales.

vistas downtown
Ventana de mi despacho

Y la oficina crecía, aumentaba el número de usuarios, instalábamos más terminales y nos tuvimos que mudar a las plantas 44 y 45 por falta de espacio.

Todos ellos llegaron a tener su equipamiento informático personal y suficiente formación  para optimizar la utilización del software de la oficina comercial.

Mis expectativas de crecimiento a  nivel profesional iban llegando a su máximo y empecé a complementar el trabajo (allí se estila el 9 to 5 -nine to five- lo que permitía tener bastante tiempo libre) con cursos de formación continuada en la Universidad de Nueva York (NYU).

Cursos fundamentalmente de temas financieros y de Bolsa, pues allí tenía a mis pies Wall Street, y la Bolsa de Nueva York (NYSE) se podía visitar en aquella época. Aquel sector me atraía y curiosamente, en España, se avecinaba una intensa Reforma del Mercado de Valores.

Tuve la suerte de tener en Nueva York unos jefes sensacionales en todos los sentidos, unos compañeros maravillosos tanto a nivel profesional como personal, y de convivir con unos becarios que fueron mucho más que amigos.

Rafting
Rafting en los Poconos

Pero la continua rotación de estos últimos, que cambiaban cada año, la gran cantidad de visitas que se reciben continuamente en Nueva York, unido a la culminación de un proyecto profesional que había exprimido al máximo, me empezaron a generar inquietudes de cambio.

Y como en todo buen indiano, el gusanillo de la vuelta a casa se cernía sobre mi futuro, y la Bolsa de Madrid abría sus puertas a nuevos profesionales de mi perfil.