Ahora que está de moda todo lo vintage y lo antiguo, que proliferan los mercadillos y las páginas web que facilitan los intercambios entre particulares, somos muchos los que echamos la vista atrás y recordamos nuestras queridas colecciones.
Quién no ha coleccionado en su infancia cromos, sellos, monedas, relojes, muñecas, soldados de todo tipo, comics, revistas, libros, tebeos, cámaras de fotos…
Pero ¿Cuántos de ellos han sobrevivido? ahí está el quid de la cuestión, la mayoría han desaparecido.
Y en ellas estaba, tratando de recuperar mi colección de El Jabato Color que tenía encuadernada, siete tomos con veinticinco números cada uno. Cuando me viene a la memoria que los tres primeros, los mejores, los había prestado sin haber conseguido su retorno.
Conservo los cuatro tomos siguientes, y me dispongo a buscar los números desaparecidos en páginas como Todo Colección repletas de vendedores y coleccionistas que tienen prácticamente de todo.
Y tratando de volver a completar mi Colección de Las aventuras de El Jabato me encuentro una caja de latón repleta de soldaditos de plomo. Ahí estaban todos ellos recogidos, envueltos en papel de periódico. Encerrados durante décadas, con sus banderas, estandartes, caballos… por lo que procedo a su liberación definitiva.
De monedas no hablaremos, pues las de mayor valor numismático, antiguas de oro y plata, cuelgan ahora de elegantes colgantes que se exhiben solo en ocasiones especiales. Las que conservo en algunos álbumes son monedas de diferentes países, pasadas ya de fecha, con una valor casi entre nostálgico y simbólico.
Dejamos otro tipo de colecciones, de las que tengo menos recuerdo y no tanta estima, para otra ocasión.
Larga vida pues a las aventuras de El Jabato y los Soldaditos de Plomo de la juguetería Casa Thomas.