La verdad es que no he vivido en muchas ciudades, en realidad podríamos decir que por ahora solo en cuatro: Valladolid, Madrid, Oviedo y Nueva York (Manhattan).
Todas ellas son unas magníficas ciudades, pero de entre ellas destaca con luz propia New York, la ciudad que nunca duerme, como dice la canción. Allí viví tres años a finales de los ochentas del siglo pasado (cómo suena eso).
En una página anterior ya he contado lo que estuve haciendo allí, mi trabajo en la Oficina Comercial de España, en otra escribiré en breve unas Recomendaciones basadas en mi experiencia allí durante esos años tan intensos en los que recibimos tantas visitas e hicimos de cicerones una y otra vez hasta conocer Manhattan tanto o más que las guías.
Para ir abriendo boca, este post no es más que un mero ensayo y recordatorio de las cosas que voy a tener que contar, y de los problemas que voy a tener para hacerlo digerible debido a la inmensidad de cosas que se pueden hacer en una visita a Nueva York, y tendré que descartar porque normalmente no vamos con tiempo ni recursos ilimitados.
Para no aburrir intentaré resumir mi experiencia en 10 grandes puntos y concentraré en ellos mis sitios y actividades favoritas. No es nada fácil recomendar restaurantes, por ejemplo, en una ciudad que tiene más de 10 mil y cada año renueva el cincuenta por ciento de los mismos. Pero eso lo cubren ya muy bien las guías de restaurantes, hoy en día todas ellas online.
Lo primero que me dijeron antes de mi primera visita a NYC fue que iba a tener agujetas en el cuello de tanto mirar hacia arriba a los rascacielos.
Pues bien, en mi visita más reciente, el año pasado, vi más grúas que en toda mi vida. Siguen construyendo cientos de torres nuevas por todas partes.
Sólo citaré mis tres torres favoritas: el edificio Chrysler (edificio art decó en el que trabajé), el Flatiron (el primer rascacielos de la isla) y el Empire State, un símbolo y mito universal de la ciudad.
Las torres gemelas las destruyeron y a su nuevo vecino, la Torre de la Libertad (Freedom tower), aún no lo tengo asimilado.
Una cosa que nos cuesta mucho asimilar a los españoles es el tema de las propinas (tips) obligatorias. Es desgarrador dejar un 15-20%, pero hay que acostumbrarse pues los camareros viven de las propinas. En realidad no hace falta dejar tanta, pero si no dejas nada o suficiente, te perseguirán. Un truco para auto-engañarnos es que allí el impuesto indirecto es solo del 8% frente a nuestro 21% de iva, por lo que nos sobraría ya un 13% para la propina (en la práctica el iva de hostelería del 10% nos desbarata este argumento casero).
Otra cosa curiosa que recuerdo que me pasó la primera vez, fue la idea equivocada del tamaño de la isla de Manhattan que tenía. Calzado cómodo, pensaba, y a patear toda la isla en un momento.
Menudo error de cálculo imaginario, Manhattan es enorme (la isla de mide aproximadamente 22 km de largo y 3,6 km de ancho en el punto más ancho y 1,5 km en su punto más estrecho).
Soy partidario de patear, palmo a palmo, pero ahora que conozco Manhattan recomendaría la combinación de pateo selectivo por barrios y transporte público para los desplazamientos (metro y bus). Puedes haber estado todo el día caminando por la otra punta (downtown, por ejemplo) y al final de la jornada, agotado, estar a 10/12 km de tu hotel que podría estar en midtown.
Así que no temas meterte en el metro, no es muy complicado y te ahorrará tiempo y energías, las avenidas son kilométricas.
Pues eso, a ver si me inspiro y preparo mis 10 consejos para visitar y disfrutar Nueva York. Algunos de ellos parecerán los típicos de siempre, pero daré en todo caso mi opinión personal y sugerencias.